20 ene 2012

Intolerancia a la Lactosa y Lactancia Materna


Intolerancia a la lactosa y Lactancia Materna


Conceptos claves:
Lactosa: es el nombre del azúcar que se encuentra en la leche de diversos mamíferos incluyendo la leche humana.
Lactasa: Es una enzima presente en el intestino delgado contiene una que fracciona la lactosa, convirtiéndola en dos moléculas diferentes: glucosa y galactosa que son absorbidas por las células intestinales y pasan a la circulación sanguínea.
Enzima: es una molécula que hace que una reacción química transcurra a mayor velocidad que sin la presencia de la misma.



Lactosa Glucosa + Galactosa



Esta reacción ocurre en el intestino a mayor velocidad si está presente la lactasa.

¿Qué es la Intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino de una persona no produce suficiente lactasa para digerir la lactosa que ingiere.

En esta condición la lactosa llega al intestino grueso y se transforma en caldo de cultivo para las bacterias que viven normalmente allí. Estas bacterias fraccionan la lactosa, produciendo gas y una pequeña cantidad de ácido.  La presencia de gas y ácido puede producir síntomas: dolor abdominal, hinchazón del abdomen, flatulencia (gases), náusea y diarrea. Estas molestias pueden iniciarse poco después de una comida o varias horas después.

¿En quienes ocurre la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa puede ocurrir a cualquier edad. Es extremadamente rara padecer intolerancia a la lactosa desde el nacimiento.

En niños, la intolerancia a la lactosa se vuelve más frecuente a partir de los 5 años de edad. La mayoría de los niños produce lactasa al nacer y pueden digerir la lactosa cuando son bebés. La lactosa es el principal azúcar contenido en la leche materna.

¿Cuándo un niño se vuelve intolerante a la lactosa?
Un niño puede volverse intolerante a la lactosa si una infección (ej. diarrea por Rotavirus, Giardiasis) o una reacción alérgica daña el intestino delgado, causando una escasa producción de lactasa. El daño del intestino dura un tiempo y luego se recupera la producción de lactasa (Podrían pasar varios días, semanas antes de que el niño vuelva a tolerar productos lácteos).

Otras enfermedades crónicas, como la enfermedad celiaca, la enfermedad de Crohn o una infección con parásitos también pueden causar una temporal intolerancia a la lactosa.

En otros casos, la intolerancia a la lactosa se desarrolla espontáneamente a lo largo del tiempo. Cuando los niños tienen de 3 a 6 años de edad, sus organismos pasan naturalmente a producir menores cantidades de lactasa que las producidas en el primer o segundo año de vida. La producción de lactasa continúa reduciéndose o incluso se detiene totalmente. Con frecuencia los síntomas de intolerancia a la lactosa aparecen en la adolescencia o adultez temprana.

¿Si la intolerancia a la lactosa es una condición rara en lactantes por qué con frecuencia se señala esta condición en los bebés que tienen dolor abdominal, heces de consistencia disminuida y gases?
Si el bebé no ha sufrido condiciones que lo predisponen por un tiempo a desarrollar intolerancia a la lactosa, por ejemplo una diarrea por Rotavirus, las molestias señaladas se pueden explicar por otra condición frecuente a esta edad: Una técnica de amamantamiento inadecuada (bebé con mal agarre del pecho e inadecuadamente posicionado).

Cuando el bebé no logra un buen agarre del pecho producirá dolor en los pezones durante la lactancia, con frecuencia soltará el pecho y se mostrará irritable.

En esta condición el bebé ingerirá volúmenes incrementados de aire y no vaciará los pechos, se encontrará hambriento, al defecar se evidenciará la presencia de abundantes gases y presentará episodios de dolor abdominal (“cólico de gases”), confundiéndose con mucha frecuencia con una intolerancia a la lactosa, que como señalamos es extremadamente rara en el lactante sano. Muchas supuestas intolerancias a la lactosa se solucionan colocando al bebé al pecho adecuadamente.

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