Intolerancia a la lactosa y Lactancia Materna
Conceptos
claves:
Lactosa: es
el nombre del azúcar que se encuentra en la leche de diversos mamíferos
incluyendo la leche humana.
Lactasa: Es
una enzima presente en el intestino delgado contiene una que fracciona la
lactosa, convirtiéndola en dos moléculas diferentes: glucosa y galactosa que
son absorbidas por las células intestinales y pasan a la circulación sanguínea.
Enzima: es
una molécula que hace que una reacción química transcurra a mayor velocidad que
sin la presencia de la misma.
Lactosa → Glucosa + Galactosa
Esta reacción ocurre en el intestino a
mayor velocidad si está presente la lactasa.
¿Qué es la
Intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino de
una persona no produce suficiente
lactasa para digerir la lactosa que ingiere.
En esta condición la lactosa llega al intestino grueso y se
transforma en caldo de cultivo para las bacterias que viven normalmente allí.
Estas bacterias fraccionan la lactosa, produciendo gas y una pequeña cantidad
de ácido. La presencia de gas y ácido
puede producir síntomas: dolor abdominal, hinchazón del abdomen, flatulencia
(gases), náusea y diarrea. Estas molestias pueden iniciarse poco después de una
comida o varias horas después.
¿En quienes
ocurre la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa puede ocurrir a cualquier edad.
Es extremadamente rara padecer intolerancia
a la lactosa desde el nacimiento.
En niños, la intolerancia a la lactosa se vuelve más
frecuente a partir de los 5 años de edad. La mayoría de los niños produce
lactasa al nacer y pueden digerir la lactosa cuando son bebés. La lactosa es el
principal azúcar contenido en la leche materna.
¿Cuándo un
niño se vuelve intolerante a la lactosa?
Un niño puede volverse intolerante a la lactosa si una
infección (ej. diarrea por Rotavirus, Giardiasis) o una reacción alérgica daña
el intestino delgado, causando una escasa producción de lactasa. El daño del
intestino dura un tiempo y luego se recupera la producción de lactasa (Podrían pasar
varios días, semanas antes de que el niño vuelva a tolerar productos lácteos).
Otras enfermedades crónicas, como la enfermedad celiaca, la enfermedad
de Crohn o una infección con parásitos también pueden causar una temporal
intolerancia a la lactosa.
En otros casos, la intolerancia a la lactosa se desarrolla
espontáneamente a lo largo del tiempo. Cuando los niños tienen de 3 a 6 años de
edad, sus organismos pasan naturalmente a producir menores cantidades de
lactasa que las producidas en el primer o segundo año de vida. La producción de
lactasa continúa reduciéndose o incluso se detiene totalmente. Con frecuencia los
síntomas de intolerancia a la lactosa aparecen en la adolescencia o adultez
temprana.
¿Si la
intolerancia a la lactosa es una condición rara en lactantes por qué con
frecuencia se señala esta condición en los bebés que tienen dolor abdominal,
heces de consistencia disminuida y gases?
Si el bebé no ha sufrido condiciones que lo predisponen por
un tiempo a desarrollar intolerancia a la lactosa, por ejemplo una diarrea por
Rotavirus, las molestias señaladas se pueden explicar por otra condición
frecuente a esta edad: Una técnica de amamantamiento inadecuada (bebé con mal
agarre del pecho e inadecuadamente posicionado).
Cuando el bebé no logra un buen agarre del pecho producirá
dolor en los pezones durante la lactancia, con frecuencia soltará el pecho y se
mostrará irritable.
En esta condición el bebé ingerirá volúmenes incrementados de
aire y no vaciará los pechos, se encontrará hambriento, al defecar se
evidenciará la presencia de abundantes gases y presentará episodios de dolor
abdominal (“cólico de gases”), confundiéndose con mucha frecuencia con una
intolerancia a la lactosa, que como señalamos es extremadamente rara en el
lactante sano. Muchas supuestas intolerancias a la lactosa se solucionan
colocando al bebé al pecho adecuadamente.
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